El
té verde es una de las bebidas más antiguas del mundo, ya que es consumida desde la época de los primeros emperadores chinos. Era tan famosa y venerada que en el siglo quinto, los poetas chinos llamaban al té verde “la espuma del jade líquido”. Es el menos procesado, por lo tanto, conserva todas sus propiedades naturales en mayor proporción que cualquier otra variedad de té.
El té verde es un gran aliado de la cosmética por su alto nivel de vitamina A, B2, C y principalmente E, con importantes propiedades antioxidantes para la piel, que lo convierte en el ingrediente activo ideal para los tratamientos anti-envejecimiento y purificadores.
Contiene altos niveles de unas sustancias llamadas polifenoles, que posee propiedades anti-inflamatorias y antioxidantes a nivel celular, es decir, previenen la formación de radicales libres, retrasando el envejecimiento de la piel.
Contiene también teína y Taninos.
La teína estimula la eliminación de grasas y los taninos producen un efecto relajante, ayuda a luchar con el envejecimiento prematuro de la piel como consecuencia, sobre todo, de una excesiva esposición solar.