Los aceites esenciales

Antiguamente, los aceites esenciales eran denominados "la quinta esencia" de las plantas, y los alquimistas los usaban en medicina. Son altamente concentrados y literalmente representan la vida de la planta, la energía esencial. Son muy volátiles, no grasos y se pueden ver afectados fácilmente por la luz y la temperatura. Poseen muchas propiedades beneficiosas, cada aceite tiene una identidad propia.


Todos los aceites esenciales son antisépticos, pero cada uno tiene sus virtudes especificas, por ejemplo pueden ser analgésicos, fungicidas, relajantes, etc.


Estos aceites están presentes en distintas partes de la planta:

• en las flores (Lavanda, Jazmín, Rosa)
• en todo el árbol (Eucaliptus)
• en las hojas (Citronela)
• en la madera (Sándalo)
• en la raíz (Vetiver)
• en la resina (Incienso, Mirra y Benjuí)
• en la cáscara de los frutos (Limón, Naranja, Bergamota)

Para obtenerlos se pueden utilizar varios métodos:

• Destilación en corriente de vapor (arrastre de vapor)
• Extracción con disolventes volátiles
• Expresión a mano o a máquina. (aceite de limón)
• Enfleurage, proceso en el cual se utiliza grasa como disolvente.

Los aceites esenciales están muy concentrados, por lo que se necesitan pequeñas cantidades para lograr el efecto deseado.

En el organismo, los aceites esenciales pueden actuar de modo farmacológico, fisiológico y psicológico. Habitualmente producen efectos sobre diversos órganos (especialmente los órganos de los sentidos) y sobre diversas funciones del sistema nervioso.